miércoles, 10 de junio de 2009

Contra viento y la Reina - Race Report de MVD 42K


(dicen que una imagen vale más que mil palabras: igual, no se van a salvar de mi palabrerío. Es alucinante ver casi el mismo instante captado por dos ojos diferentes: la primera imagen fue tomada por Tubino y la segunda por Matute. Gracias! A ambos!)
No quiero arrancar el relato sin antes agradecer a todos los bloggeros por sus mensajes y deseos de éxito. Me hubiera gustado encontrarme con todos, espero que hayan tenido tan buena carrera como la que yo disfruté.
Habrán notado lo que tardé en volver, cosa que se debe pura y exclusivamente a tener que ponerme al día con todo lo que había postergado por la maratón.
Espero que disfruten de la lectura y de "la yapa", que no es tal, ya que les adeudo el Bonus Track del viernes pasado.
Les aviso que decidí no profundizar en las críticas hacia la organización del evento, dado que varios colegas lo hicieron con exactitud en diferentes blogs y pizarras.
No quiere decir que no opine que fue un desastre y una burla, pero no tengo ganas de amargarme. Lo más apropiado será no financiar más faltas de respeto a cargo de este organizador.
Los dejo con el relato y espero poder cumplir con el BT del próximo viernes, ya sin excusas!
Corredora, yo?
Ahora soy maratonista, corazón!!!
Beso a todos.
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(Ud. notará que el presente reporte contiene frases e incluso párrafos enteros que Ud. recordará como de otros corredores o incluso como suyo propio. He leído tantos relatos de carreras, que ya me cuesta discernir que cosas se me ocurrieron a mí y cuales a otros. Es por eso que Ud. podrá ver un * en cada oración que yo recuerde haber leído en otra parte. Confíe en mi buena fe o vaya a quejarse a Magoya.
También notará lo largo y tedioso de este relato. El que avisa no traiciona)

He dicho que, a mi modo de ver, una carrera empieza en el momento en que se decide correrla. Sin embargo, llevo rato tratando de decidir por donde comenzar el relato y no puedo definirlo.
Sería correcto pensar en el día en que Matute “me vendió” la idea? Aquel entrenamiento en el que me deslumbró con sus marketineros argumentos, describiendo un hermoso recorrido y las mil ventajas de hacer el debut “en casa”.
O no sería acertado recordar la Maratón de Colonia 2007? Presenciar por primera vez este tipo de carreras, el debut de tantos compañeros, la emoción de la llegada…
Tal vez ahí empezó todo…
Obviamente, con un embarazo a fines de ese año, la ilusión de prepararme para mis primeros 42k se postergó ligeramente, digamos.
El embarazo prosperó, Clara nació y al mes presenciamos la Maratón de Punta del Este.
Bueno, me la cambiaron de domicilio. ‘Ta bien, no corro en Colonia. Quieren que corra en Punta del Este? Corro en Punta del Este.
(NdeR: no sería descabellado irle deslizando la idea al Gusano: Maratón Nostálgica de Colonia – Where it all began).

La Maratón de Montevideo no estaba en los planes.
El recorrido del año pasado era una amenaza para la psiquis de cualquier corredor, máxime en mí, que ya me conozco y los circuitos repetitivos me tiran abajo.
“Pero este año es diferente – decía Matute- por qué te pensás que la voy a correr?”.
La tentadora propuesta constaba de una largada en las Canteras del Parque Rodó, Rambla Sur hasta la Escollera, vuelta por Rambla hasta Carrasco y retorno a las Canteras.
Haceme caso: es mejor opción para un debut, porque es más plano que Punta del Este. Y te va a ir a ver más gente”. Tenía razón.
Pero el mejor argumento era otro: se iba a correr 3 meses antes que Punta del Este!
Para una ansiosa incurable como yo, ESE era el buen motivo.

Así, pues, a pura manija, decidí prepararme para correr Montevideo 42k.
El 25 de enero, estando de visita en Melo, inicié oficialmente el entrenamiento pautado en el plan diseñado por Duke.
Casi dos meses más tarde, el infierno de cualquier corredor: la lesión. Aquiles y sus amigos los Peroneos amenazaban con postergar el debut.
Reposo y fisioterapia después, apareció el Coach Kogan para replanificar las 9 semanas que nos quedaban.
Tranqui – le dije, con gestito de superada – que si no llegamos a Montevideo, siempre está Punta del Este”. La fuerza que hacía para creérmelo, no les puedo explicar.
Cuchá!!! – me dijo – ‘Ta todo acá!!!”, golpeteándose la frente con el dedo índice.
Y siguiendo sus pasos (como si de Forrest Gump se tratara), llegamos al 31 de mayo…

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La alarma del celular sonó a las 6:30, pero yo estaba despierta desde hacía rato *.
Me había despertado con una especie de frío, de inquietud.
Sólo recuerdo haberla tenido el día de la defensa de mi Portafolio, el día de mi internación programada para el nacimiento de Lala y el día del examen práctico para sacar la libreta de conductor…

Me preparé mi tazón de té verde y dos tostadas de pan blanco, igual que tooodos los domingos antes de un long run.
Me senté a desayunar al lado de la ventana y comprobé que ya no llovía. El viento apenas movía los árboles.
AAAAAAAAHHHHHHHHH”*, decía el sms de H.
Toda la semana previa estuvimos intercambiando ese mensaje. No lo decíamos, sólo lo escribíamos para descargar la ansiedad.
Faltaba menos de una hora para que pasara a buscarme.

Luego de la ducha, vaselina “general e irrestricta” y a vestirme con los 134 chirimbolos que estaban cuidadosamente dispuestos en el respaldo de una silla del comedor. Preferí hacer la previa lejos del dormitorio, donde “acampaban” mi madre y mis dos hijas.
Mientras, un Gatorade y una barrita de cereal completaban el desayuno de campeones.
El número de corredor termina abrochado en la calza, así podía dejar de cuestionarme si colocarlo en la remera o en la campera.
Revisé el contenido de la mochila de Jota una vez más: agua, Gatorade, ticholos, pasas de uva, barras de cereal, vaselina, auriculares extra, brazalete para el Ipod
No sé para que lo hacía, si la noche anterior había hecho todo el chequeo dos o tres veces…*
Tal vez porque ya estaba pronta, ansiosa en extremo y aún faltaban unos minutos para que llegara H.
Podía aprovechar e ir al baño (otra vez)…
O podía comer una (otra) barrita de cereal…
O tal vez me viniera bien tomar un poco (más) de agua…
O de Gatorade
O comer una banana, para mis reservas de potasio…
O hacer una serie de estiramientos, para ir flexible…
O llevar (más) ropa por si cambiaba el clima…

Obviamente, se me fue la hora entre tanta deliberación y sólo alcancé a despedirme de las tres dormilonas y del noble ciclista que llegaría sobre la hora de largada.

Ni el día de la maratón logré llegar al hall antes que H!
- AHHHHHHHHHHHHHH!!!!*
- AAAAAHHHHHHHHH!!!!!*
- AAAAAAAAHHHHHH!!!*
- AAAAAAAAAAAAAH!!!*

Esta vez, había que gritarlo!
Nerviosísimas, hablando encima de lo que decía la otra, muy caóticas.
Llegamos a las Canteras, estacionando en otro punto que nada tenía que ver con la cuidadosa planificación del día anterior.

Ya había bastante movimiento. Por mis cuentas, había un número de corredores notoriamente superior al año pasado.
Nos ubicamos en la fila de entrega de chips y empezamos a chuzmear a los asistentes.
Enseguida reconocí al Gusano y fui a saludarlo. Se veía TAN dormido, con TANTA modorra y con TANTA cara de “que m*erda estoy haciendo aquí”, que honestamente hubiera jurado que luego de un rato me dejaría sus saludos con nuestros conocidos en común. Se habría lamentado de haberme llamado el viernes para comprometer su presencia? Estaría maldiciendo al pensar en correr a mis humildes 6:30/km? Tal vez…
Pero mientras engullía una mezcla de pasas, nueces y sabe Dios que otras cosas, dirigió al arco esa mirada esquizoide que tienen todos los maratonistas. Ya no habría quien lo parara…
A esas horas, el Troterío empezó a amucharse.
Flor, Ceci, Pato, Panther y Pantera, Presi y Joyce (siempre al firme), El Perla, Julito, Gallo y Nadine, Rita, Ariel B, Zen en chiva, pero con ganas de correr, también la Ingeniera Vicky. Allá también apareció Isma, cámara en mano y con expresión similar a la del Gusano. Calculé que enseguida de la largada arrancaría para el Mc Café más cercano, al grito de “llamen cuando la Gorda esté llegando!”
Me resultaba increíble que algunos de ellos fueran sólo para alentar…es raro, porque yo he ido a carreras sólo para alentar, pero no sé…siempre que se trata de uno mismo, parece más difícil entender por qué lo hacen!!!

La largada estaba evidentemente atrasada, así que había que “retocar” el calentamiento a cada rato. Allá salía H junto conmigo, a mantener el calorcillo en los músculos y la cabeza ocupada en poner un pie delante del otro. “No me hagan rebote!!!”, rezongaba el Pato, que nos corregía la técnica.
Jota seguía sin aparecer, pero como él nunca llega tarde a ningún lado, calculé que sólo era un desencuentro y que pronto divisaría a mi caballero en birrodada armadura.
Mientras, buscar un baño no era mala idea. Era como cuando era chica y mi mamá insistía en que fuera al baño antes de salir de casa, así después no andaba jorobando con ir a hacer pis por ahí. No importa si no tenía ganas, tenía que ir igual.
Acá era lo mismo.
Nadie me sabía decir donde eran los baños. Debe ser porque no existían tales servicios, y los caballeros aprovechaban las ventajas anatómicas que poseen para hacer uso de la vegetación.
Numerosos corredores iban y venían de los clubes de pesca de la Rambla y allá los seguimos, pensando en que los amables pescadores nos prestarían sus baños.
Así fue y sorteamos el primer obstáculo.

Ya la ausencia de Jota estaba mutando mi mal humor en preocupación, así que acepté el teléfono de H y lo llamé.
“Acá estoy, en Ingeniería!”, me dijo con una naturalidad que le hubiera valido morir estrangulado, de tenerlo a mi alcance.
“Y puedo saber qué car*jo estás haciendo ahí a minutos de la largada?!?!?!?”
“Porque de acá los veo venir y los alcanzo cuando ustedes pasen”.
Nunca entendí ese razonamiento, como tampoco entiendo cuando estamos en el shopping y le digo “esperame que ya vengo” y NUNCA está donde se supone que iba a estar…
Y, evidentemente, nunca se percató de mi necesidad de verlo en la largada, repitiéndome su frase de cajón: “te va a ir bárbaro”.
Una especie de talismán protector contra daños y fracasos…
De lo que estoy segura, es de que él estaba más nervioso que yo.
Desde que empecé a entrenar distancias superiores a 10k, el running ya no le resultó simpático a Mr. Reel.
No sólo se lleva a su esposa durante horas, sino que también se vuelve un deporte riesgoso, a su criterio.
Muy a su pesar, aceptó que correr forma parte de mi felicidad personal y se resignó a que me convirtiera en maratonista.
Pero él decidió estar metro a metro en su bicicleta, cosa de hacer primar la razón en caso de que mi humanidad no resistiera la prueba.

Llegó justo para “bendecirme” antes de entrar en la zona de largada. Se fue enseguida, porque quería apostarse para ir detrás nuestro ni bien se dispersaran los corredores (NdeR: cómo si no fuera a alcanzarnos después!!!).

Abrazo a H, sé que saldrá a la disparada por su PR y no nos veremos hasta dentro de un buen rato. “Acordate de todo lo que hiciste para llegar acá hoy”, me dijo adivinando el susto mayúsculo que me agarró en ese instante.
A mi lado, Ale Panther (lista para participar de la 10k) y el Gusano, más despabilado y con menos capas de ropa.
Choque de manos con el Troterío.
Pongo el reloj en función crono.
Ipod con la playlist elegida en boca.
Disfrutáaaa, dejá el llanto para después del 39!” me decía el Pingüino desde Ezeiza…”El muro está en el 42!”, sentenciaba el Lechuga desde su propia maratón, en Sao Paulo.
Ay, Dió

Dan la largada (o al menos, las filas delanteras salen desbocadas y las sigo), piso la alfombra, arranco el crono y voy…
Ahora sólo hay que correr para adelante. Y en lo posible, sin parar.
Muchos me dijeron que lo más difícil de la Maratón es entrenar para correrla. Ahora ya está. Esperé mucho por esto, así que cancelo el miedo, la angustia y la ansiedad.
“Ahora sólo hay que correr para adelante, te digo!”

La tecnología me traiciona: el Ipod no quiere arrancar.
Domino el pánico y trato de solucionar el inconveniente con el método “tire y pegue”.
Afortunadamente, el problema es sólo con la primera canción y el resto de la playlist empieza a reproducirse sin problemas. Ufffff
Ahora son los elementos los que joroban: el viento ha aumentado desde que salí de casa y ahora se siente bastante, sobretodo porque lo tenemos de frente.
Me consuelo pensando en que el tramo final será con viento a favor.
Vooolaréeee…oh oh oh…
Ale va a mi lado charlando distendida. Sin dudas, va mucho más cómoda que en otras ocasiones, lo que evidencia sus progresos.
Al otro lado, el Gusano experimenta por vez primera una maratón a 6:30/km. Tal como había prometido días antes, sólo fue necesario solicitarle un tema (“Che, Alain, cómo va Punta del Este?”) para que nos charlara con detalle sobre el particular.
Iba tan enfrascada en la conversación, que no advertí las señalizaciones de los km. Quizás también incidió el hecho de que no existieron tales marcas…
A prudente distancia, Jota nos seguía en la bici.

Ya vemos a los punteros en viaje de vuelta. La pucha, que son rápidos!
A nuestra derecha, una imagen bien distinta distrae a la mayoría: un corredor caído en el cantero central. Varias personas lo asisten, le pido a Jota que pare a ver si puede ayudar. Pienso que pronto vendrá la ambulancia de la carrera, aunque no recordaba haber visto ninguna…

Las noticias para mí tampoco eran muy buenas. El dolor en el cuádriceps derecho, que tan preocupada me tuvo toda la semana previa, empezó a hacerse notorio.
Me concentré en aflojar el músculo*, cosa que no logré, pero tampoco se intensificó la molestia. Decidí entonces “convivir” con el dolor durante el resto de la carrera.

En ese punto, el retorno de corredores empezó a hacerse más fluido.
Los primeros Trotas aparecieron a buen paso: Pato y Panther, Julito, Presi y H.
Saludos y ánimos. H gesticula y trata de decirme algo y que no llego a comprender del todo.
Le indico que estoy bien, por las dudas.
Ale y Alain me dan la noticia (ellos no llevaban a Gwen Stefani al mango!): estaban marcando el retorno en la Escollera.
Sólo con sacar una cuenta fácil, quedé congelada: del 5 (la largada) a la Escollera, 5k…los malnacidos iban a repetir el circuito de 4 vueltas igual al año pasado.
Naaahhhh, no podía ser…
Por alguna razón que no era capaz de imaginar, los que corrían Media tendrían que dar vuelta, pero los que hacíamos los 42k seguiríamos, tal como estaba prometido y publicado.
Tenía que haber un error…
Pero no.
Llegamos a la Escollera, donde estaba el primer puesto de hidratación (“tomá igual, no esperes a tener sed”, recomendó el Gusano). Allí, el responsable de la carrera, el mismo que casi me entregó en mano el kit 24hrs antes…parado en medio de la calle, gritaba y gesticulaba para que girásemos en “U”, sin ninguna explicación aparente.

Yo no podía creer lo que estaba pasando.
Un amigo al que detesto darle la razón, había pronosticado un mes atrás: “si a esta altura todavía no está cerrado el recorrido, no me puedo imaginar lo que puede ser el resto de la organización de la carrera”. Mi querido, creo que ni vos te imaginabas las cosas que pasaron este domingo!

Furiosa y descolocada, me dediqué a maldecir hasta hartarme.
Marido – que me conoce – no decía nada.
Ale y el Gusano – como si conocieran mis reacciones – seguían acompañando calladitos.
Había que repensar todo. Era otra carrera. Había que soportar ese viento del demonio CUATRO veces, había que pasar una y otra vez por los mismos lugares, con la desmotivante certeza de que los vería CUATRO veces, incluyendo el “delicioso” repechito del Gas…
Bueno, yo me había preparado para correr 42k, no importa donde fueran.
“Voy a terminarla, aunque los 42k sean dando vueltas a la manzana!” fue la decisión final, festejada con un “Eso es un hombre, car*jo!” que gritó el Gusano.
Y ya recuperado el humor y el ánimo, seguimos avanzando.

Pasamos por la largada rumbo al retorno previsto antes del monumento al Holocausto.
Para mi sorpresa, la caterva Troteril había aumentado: a los presentes, se habían sumado los Butiaceros, Popoto y AleB con Mili.
Pegamos la vuelta alrededor de unos flacos que oficiaban de puesto de control y marchamos rumbo a la segunda vuelta.
Allí nos dejó Ale, completando su carrera, y preparándose para esperar a David que al ratito terminaría la 21k en un tiempazo.
Alain seguía muy campante y quise liberarlo de cualquier compromiso. “Mirá, si me siento bien, hago los 42”, me dijo en un tono como el que yo usaría para decir “Podría aprovechar para hacer un kg de milanesas, así me quedan para congelar”. Una cosa así.

Yo, feliz.
El Gusano es un pacer de lujo, nunca se movió del paso previsto y eso fue fundamental para mí.
Más atrás, Jota seguía pegado a nosotros y empezó a recibir todas las solicitudes: “tomá los guantes”, “pasame una barrita”, “andá preparando los ticholos”, “tené a mano el Gatorade”. Necesitó poco rato para agarrar la dinámica y luego hasta canchereaba sacando fotos. Más allá del hecho de que es mi marido, opino que no debe haber otro tipo en la Tierra como Jota.

Sin embargo, el buen momento pasó pronto.
La segunda lucha contra el viento en el repecho del Gas me trajo a la peor realidad.
Aún cuando lograra reponerme y terminar bien la vuelta, todavía tenía dos pasadas por delante.
Ya tenía mis dudas de ganarle a esta ida, por lo que veía completamente improbable que pudiera encarar con éxito dos instancias más.
El dolor del cuádriceps se intensificó entonces, para argumentar mi imposibilidad.
Este es uno de los dos momentos de auténtico sufrimiento en toda la carrera.
Fue muy útil recordar las múltiples lecturas que me facilitó H, donde estas situaciones de auto boicot y desánimo se describían perfectamente.
Con todo el peso de la psicología moderna, me dije:
“PONETE A CORRER Y DEJATE DE JODER!”
Me encantan la sutileza y la argumentación profunda.
Lo cierto es que mis amigotes estaban de nuevo a la vista, por lo que la maldita segunda vuelta estaba terminando.

Y más gente se sumaba! Ahora era el Colo (de la gente) y la familia Kogan casi en pleno: Agustín, Lula y el Coach Edgardo, cumpliendo su promesa de acompañarme en los últimos 21k. También veo a algunos de los mediomaratonistas (arribados hace rato, por supuesto). Allí está H alentando y luego de un intercambio de gestos, entiendo que el PR será para la próxima…
Una de esas manos terminó agarrando la campera que empezaba a fastidiarme, al tiempo que el Coach se subía al dueto que formábamos con Alain.
Es muy probable que muchos lectores no conozcan a estos dos hombres. Algunos quizás conozcan a uno de ellos. Pero los que tienen el gusto de conocer a ambos, se imaginarán el rosario de saludos que intercambiaron con prácticamente todos los corredores que cruzamos. Y pensar que algún ilustre lector bloggero se ha despachado en cuanto al volumen de gente que yo saludo…

No puedo recordar bien si ese fue el momento en que nos cruzamos con Julito, que había decidido abandonar.
Ya lo habíamos visto muy acalambrado y, evidentemente, el cansancio por la mudanza el día anterior estaba pasando factura.
Lo animamos como pudimos, con la certeza de que la próxima le dará revancha.
ARRIBA JULIUS!!!

Avanzábamos y los diálogos entre el Coach y el Gusano merecían suspender la playlist. Soy consciente de que no le hago justicia, pero vale la pena reproducir el diálogo con las indicaciones del Coach:
Edgardo: cucháaa! No te apurés, Gusano, que todavía le queda una vuelta!
Alain: si yo vengo tranquilo! Vengo al paso de ella! Vos venís bien, Elba?
Elba Reel: (inspira, lleva aire al abdomen, expira) estupenda (idem anterior).
E: callate, vos! Ya te dije que no hablés! Vos corré!
ER: (asiente con la cabeza, prosigue la rutina de respiración aprendida en clase de yoga).
E: Jota!!! Vamos a darle Gatorade y una barrita!
J: acá tengo Gatorade y hay ticholos también, no sé que prefieren…
E: qué grande el Jota! Cuchá, Elba! Tenés que tomar algo y te conviene comer también. Gatorade y barrita está bien?
ER: (sigue respirando) sí, perfecto.
E: pero no te digo que no hablés???!!!???

Ya estábamos en el retorno de la tercera vuelta y veo venir a Flor al trotecito. Quiero saludarla al grito de “Flower Poweeeeeer!!!”, pero el rezongo del Coach me hace reprimirme. Atino a hacerle un pequeño aplauso de agradecimiento.
Pregunto por su rodilla y parece que seguía doliendo.
Así fue, porque luego de unos metros tuvo que dejarnos.

No pasó mucho hasta que vimos a Duke. También había “amenazado” con acompañar unos km y allí estaba. Me comenta que me veo en buenas condiciones luego de casi 30k.
“No la distraigas!” vocifera el Coach y seguimos corriendo, aunque yo más animada por el comentario.
Cerca de Playa Ramírez cruzó a la senda contraria y desapareció cual Houdini.

Así quedamos al retorno de la tercera vuelta: los mismos tres que la habíamos iniciado.
A modo de festejo, el Gusano y el Coach entonan famosas retiradas de murgas.
No sólo eso: BAILAN mientras corren y cantan.
ES MÁS: me contagian la euforia a mí, que no me gustan las murgas, y ensayo los clásicos movimientos de manos que se ven en Carnaval. Tengo que estar suficientemente alcoholizada para cantar cualquier cosa, máxime si se trata de murga.
La imagen es más cercana a tres fugados de un neuropsiquiátrico que a tres corredores.
Tanto les festejo la gracia, que hacen un repaso por las retiradas murgueras de los últimos 20 años.
Yo llevo “Move it” en el Ipod, un tema para correr que me mola* como pocos.
“Estoy tratando de escuchar a Technotronic!” les grito, recibiendo una buena reprimenda del Coach y un gesto nostálgico del Gusano. Seguro Technotronic sonaba en esas fiestas dionisíacas que ofrecía por aquellos días en Lyon…

Se terminaba la tercera vuelta y las sorpresas no paraban de llegar.
Apostados en la curva de las Canteras, Viru y Toto esperaban para sumarse.
Abracé a la Flaca con fuerza y todo parecía un raro deja-vú de Colonia 2007. La diferencia es que yo no había bajado de horas de avión para ir a acompañarla!!!
Un fotógrafo en bicicleta me distrae un momento. Es Tubino registrando el evento y dándome ánimos para la última vuelta.

Iniciamos la última vuelta! Mi ánimo crece casi a niveles de euforia: llevo algo más de 03:30 hrs y me siento estupenda para encarar esos desconocidos 12k.
Alain decide que ha sido suficiente y se despide luego de haberme acompañado 31k, algo invaluable para mí.
Se nos une Zen, que había tirado “la chiva” por ahí y había hecho la Media con Ceci.

Pero este buen momento también se terminó.
El viento se me hacía insoportable, si bien me sentía física y mentalmente fuerte.
Tenía la sensación (después comprobé que efectivamente era así) de que el viento había aumentado considerablemente desde que habíamos largado, 4 hrs antes.
No era descabellado, ya que en ese momento teníamos cielo cubierto y ahora estaba casi despejado. El ventarrón se había llevado las nubes.

No había manera de avanzar.
Los pasos eran cada vez más lentos y cortos, los ojos se me irritaban y el ánimo se perdía.
Sin dudas, fue el peor momento de la carrera. No pensé en abandonar, sólo tenía la sensación de que no llegaría nunca.
Me salvaron mis pacers, que armaron una auténtica barrera de contención y me dejaron corriendo detrás de ellos, con lo que la situación mejoró notablemente. Jota, mientras tanto, seguía detrás de mi a prudente distancia (NdeR: y haciendo cosas útiles, como parar en la estación de servicio a reponer el Gatorade!).

La organización de la carrera no facilitaba las cosas, tampoco.
Cumplidas las 4 hrs de carrera, levantaron el corte de calles y quedamos librados a nuestra suerte.
También aprovecharon y levantaron el puesto de hidratación y control de la Escollera, con lo cual demostramos ser deportistas de ley, dado que nadie se hubiese enterado si pegábamos la vuelta 300 mts antes…
Pero fuimos hasta donde correspondía y allí repetimos el giro, como si todavía estuviera la mesa que debió haber estado, con el agua que debió haber estado…

Llevar el tránsito a la espalda me tenía nerviosa y desconcentrada, por lo que propuse ir por la vereda.
Todos lo hicimos, incluso Jota.
El viento ahora era a favor, pero se sabe que no compensa el desgaste sufrido con viento en contra*, así que el progreso era más evidente, pero el paso seguía siendo lento.
Lo que aumentaba era la ansiedad.
Todos bromeaban, Viru sacaba fotos y junto a Toto contaban algunas anécdotas de viaje.
Edgardo seguía atento a la hidratación y la comida. Lo necesitaba: la lucha contra el viento me estaba haciendo pedazos.

En determinado punto, H se sumó. No queríamos hablar, pero no podíamos evitar la euforia. Ya casi estaba…
Viru seguía sacando fotos y rememorando su debut en Colonia. Se rió con ganas cuando me vio agarrar del brazo a Edgardo para subir y bajar los cordones de la vereda!

(se vienen los momentos finales del relato y esto puede ser extremadamente paloma. Si Ud. tiene hipersensibilidad a la palomería, dosifique con precaución)

Creo que recién me avivé de lo que estaba pasando cuando doblamos por la curva de la Ramírez.
Será porque las suelas de tooodos mis championes conocen de memoria ese tramo.
No sé…
Sí me acuerdo de pensar “mirá bien todo, acordate de cómo está todo, porque en unos minutos vas a terminar la primera maratón de tu vida”.
Siempre creí que al ver el mojón del 42 iba a llorar con ganas. No fue por el mojón, ya que no existía, sino por la emoción de ver a toda esa gente esperándome.

“El día que cruces el arco de una Maratón tu vida cambiará para siempre”, decía uno de los atletas de Spirit of Maratón.
Pienso que debe ser por esa sensación de poder que nos invade. Esa certeza de que, si pudimos correr esa imposible distancia, seremos capaces de superar cualquier cosa. Tenemos el espíritu para lograr cualquier cosa.

La visión borrosa de ese arco rodeado de amigos, se entreveraba con los recuerdos de todo lo que me había llevado hasta ahí.
Mi primera 10k, la lesión de Aquiles, los long runs de domingo, los reportes de BA2007, el primer día del Plan bajo la lluvia de Melo, mi vieja fractura de Tibia, el Supporting Team de Colonia y el Trotapuesto de Punta del Este, los solitarios entrenamientos de verano, las competencias de atletismo en el liceo (que siempre miraba de afuera, por inútil)…
Todo era una masa de emociones apretándome la garganta.

En algún momento, mis compañeros me dejaron sola frente a la meta.
Es increíble como el sentimiento se repite y cada vez que encaramos ese arco, nos sentimos medallistas olímpicos*.
Estoy segura que ni la que ganó estaba tan feliz como yo, que fui la última.
En ese momento, yo era la Radcliffe haciendo pelota la plusmarca mundial.
Era Deena Kastor, ganando el bronce en Atenas.
Era la mismísima Joan Benoit, saludando con su gorro blanco a la entrada del estadio en Los Angeles.
Crucé el arco buscando a Jota, deseando que estuviera con una hija en cada brazo, sabiendo que no sería así. Demasiado rato y demasiado frío para las gordas.
Sé que me abrazó y nos empezamos a reír como unos tarados, olvidándome por completo del crono, que siguió de largo.
Después, una horda de Trotamundos me rodeó entre abrazos, besos y felicitaciones.
Y yo me dediqué a disfrutarlo, tal vez en igual medida que disfrutaba de haber logrado el objetivo.
Porque eso de que me tanta gente me aplauda, a mi no me pasa muy seguido!*

Así, pues…Elba Reel le ganó a la Reina.
Ya lo dije, pero siempre es preferible pecar de reiterativa que de omisa: GRACIAS.
A todos los que en innumerables maneras estuvieron en toooodo este proceso.
Capaz que igual hubiera podido, pero seguro no hubiera estado tan bueno.

Y como siempre y más que nunca:
CHE, CUÁNDO ES LA PRÓXIMA!!????
......................................................................................................................................................
Sí, señores: le gané a la Reina.
Y me hicieron sentir como una Reina, con todo y séquito!
Imposible dejar de repetirla en el Ipod, fue el tema que cerraba la playlist que elegí para la maratón: "see that girl/watch that scene/you are the dancing queen"
Vale cantar. Y desafinar mucho!
Hasta el viernes.

14 comentarios:

  1. Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh!!!!!

    Es lo que siento en tu relato y en este preciso instante en que en 5 min. Tengo que subir a hablar con el Director!! Una más! al confesionario

    ¡¡¡ Felicidades!!

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  2. Precioso relato y largo, pausado. Lo he disfrutado muchísimo.

    De viaje en Buenos Aires en Mayo pasado, tomé el buque a Montevideo y nos pasearon mucho por la rambla con su mar café revuelto. Debe ser un deleite correr esa rambla... menos el viento que ya se ve estuvo bárbaro.

    ¡¡Felicitaciones!!

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  3. Qué puedo decir?... Ahora a la BA42k!!!

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  4. Mil felicitaciones Elba por tu logro, y tu crónica.
    Ahora andá orejeando Pta del Este porque lo peor ya pasó el debut. Un abrazo y nos vemos en carrera.

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  5. Felicitaciones Maratonista, que facilidad para poder relatar de esa manera cada momento. Yo corrí 21 ese dia y voy por mis primeros 42 en Punta. Felicitaciones nuevamente !!

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  6. Recien hoy llego pro aqui! felicitaciones por tu logro!!!! Que emocion infinita no?
    Tu relato impresionante, sensible, detallado, vivido como siempre....
    Impresionante el afecto de tus pares, de tus amigos.. me llena de placer que te hayan mimado y cuidado tanto...
    el momento de la paloma feu sin duda al leer de los pacers que te escudaban el viento... unos soles y vos, uan valiente!

    Congratulations!!!

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  7. Bien Mad!!! Ya estas en el selecto grupo de los 42.195. Lindo relato y muy buen tiempo ademas para ser debut

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  8. Una Mas!: ni el Sr. Director te eximirá de cumplir tus amenazas de correr! A ponerte esos championes! Quiero un relato de carrera en tu blog! Besos y gracias.

    AlzJaimeR: me alegra que te haya gustado el relato, ya habrás visto que lo mío no es la síntesis! Montevideo es una hermosa ciudad, creo que sus habitantes no la apreciamos en su justa medida. Correr por la Rambla es un placer y el viento es cosa de todos los días por aquí. Lo bueno es que te prepara para correr en cualquier parte! Besos y gracias.

    Matute querido: tu sos el Jefe de Proyecto de esa iniciativa! (gracias por todo!)

    Pablo: felicitaciones para vos también! Que pena no encontrarnos (porque cruzarnos, seguro nos cruzamos!). Todavía está dudosa mi participación en Punta del Este...Buenos Aires también es una tentación! Hay que hablar con el Jefe de Proyecto y con el otro "Jefe"...el de casa! Besos, gracias y felicitaciones de nuevo por ganarle vos también!

    Carlos LR: gracias por el comentario y a disfrutar ese entrenamiento, que tu objetivo se acerca. Yo corrí la Media de PDE en mayo y no me puedo sacar de la cabeza correr la Maratón!!
    Besos y éxito!

    Ilu querida: que bueno que pasaste por acá! Quien sabe si no disfrutaremos algún día de un relato de Ilu, la maratonista???
    Mis amigotes fueron fundamentales en todo esto, algunos estuvieron toda la previa más las 5hrs que tardé en llegar...inolvidable. Y no corrí sola ni un km. Están todos locos!
    Besos para tí y gracias por estar siempre en la vuelta.

    David: si será grande Trotamundos, que los maratonistas somos mayoría!!! Gracias por todo, a vos y a Ale que es una fenómena. Y felicidades por tu Media: TriPanther Andino Reloaded sigue tirando abajo PR!!! Besos para tí.

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  9. mmmm maraton maraton... no me veo ni me imagino....hasta ahora estuve de parate. recien ahora el cuerpo anda moviendose mas, el otro dia me sorprendi haciendo un piquecito en el semafóro... y dije ooooooooppssss. los niveles de energia han subido! :) las champions listas y yo vieno si empiezo de apoquito, porque han sido 4 meses de puntillosisima "no-actividad".
    La idea era salir de caminata y uno de los crios amanecio apestado... jeje...
    Tiemblan las vidrieras porque yo voy de paseo cuando troto.... ¿ilu está volviendo?

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  10. Me llamo Jorge y no te conosco pero comparto contigo y con el resto de los que caemos en la tentación de leer estas notas el amor por correr. TE FELICITO!!!. yo todavía no llegué al maratón y me quedo en los 21. Estoy intentando llegar a Pta. del Este este año y tu relato me confirma una vez más que vale la pena. Sos admirable,felicitaciones de nuevo. Abrazos a todos.

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  11. Sin palabras (usted ya las usó todas)
    Felicitaciones nuevamente por los 42,195 K y por tener la capacidad de transmitir de esta manera lo que sintió.
    Entiendo que las 5hs sin que la dejarán hablar son el motivo de tanta verborragia.
    Saludos.

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  12. Grande Madeeee !!!
    Muy buen relato!

    Felicitaciones por el objetivo nada fácil que cumpliste.
    El viento en contra estaba complicado, YO LO SENTÍ ! no me lo contaron jajaja
    Y la muy mala organización que hubo supongo que te tira abajo la moral por muchos momentos (uno que tiene tanto tiempo para pensar en tantas cosas mientras corre).
    Así que es doble el merecimiento de elogio.

    Me encantó ser parte de la travesía!

    Ahora a poner el siguiente objetivo en mente.
    P.D.: Y felicitaciones al "caballero de birrodada armadura”, (me encantó la expresión), se tiene ganado el cielo J.

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  13. Ilu: volviendo? Nunca te fuiste! "Once a runner, forever a runner!" :)

    Jorge: gracias por tu comentario y arriba con ese entrenamiento! El sentimiento es intransferible, pero todo el mundo coincide en que es maravilloso (aún los que han sufrido). Espero leer tu crónica en setiembre!

    Tubino: ya habrá visto que nací sin poder de síntesis. La verdadera prueba no fue correr 42.195 km, sino mantenerme callada! Gracias por los ánimos y por la generosidad de compartir esas fotos. Queremos a Tubino en PDE 2009!!! Compartiremos algún km??? Mmmmmm....

    Toto: gracias por el comentario y por la voluntad de ir a acompañarme junto con Viru después de horas de viaje. Fue increíble.
    Seguro que si ustedes no me atajaban el viento, todavía estaba en Rambla Sur!
    Y mi caballero ciclista seguro es una bendición que espero merecer. O yo soy su merecido castigo por algo horrendo que haya hecho!!!

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  14. Tendinites Paulista13 de junio de 2009, 14:20

    Ahora no solo que tenes que completar la segunda 42k sino que hay que ir por bajar esa marca....FELICITACIONES MAD!!!

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