miércoles, 21 de enero de 2009

Barro y sudor chic - Salomon 17k aventura - etapa 1

(en la foto de izq a der: Ale B, Popotitos y Elba Reel en carrera)

En un post anterior hablaba de los relatos de carreras. ¿Recuerdan que les dije que no se asustaran, que no los iba a hacer leer los míos?
Bueno, les mentí.
Es que no sé como hacer una reseña de la carrera sin que termine siendo un relato!!!
Nací sin capacidad de síntesis.
Así, pues... aquí les dejo la crónica en cuestión, con la posibilidad de que no la lean si no tienen ganas y la esperanza de que la disfruten.
Hasta el viernes, que toca Bonus Track.
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Si algo me faltaba para certificarme como desquiciada, era correr una carrera aventura.
La cosa más o menos es así: Ud. se levanta muy temprano un domingo, conduce por más de 100k para llegar al punto de largada y básicamente se somete a cosas que, habitualmente, una persona normal tiende a evitar.
Corre por la playa con frío, lluvia y viento en contra. Se mete por senderos empinados, rocosos y llenos de ramas. Le agarra el hambre justo al pasar frente a la terraza de unos lugareños que desayunan copiosamente. Se mete (con el par de championes que tanto cuida) en un arroyo y lo atraviesa como si no hubiera puente.
Encontró alguna definición breve? “Sufrir” le iría bien? “Masoquismo”? “Hay gente que no tiene nada que hacer”? A priori, consideraría acertada cualquiera de las anteriores.
Pero, para mi sorpresa, es una experiencia alucinante y ya rankeó en mi top3 de carreras favoritas.
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Todo comenzó mucho antes del domingo 18 a las 10 am. Exactamente, comenzó a la llegada de la SFyS. Decepcionada como estaba por mi fallido intento de bajar la hora, el Carpincho no encontró mejor consuelo que invitarme a una carrera aventura en enero. “Dale, vení! La corremos con el Pingüino y nos cag**** de risa un rato!”.
“Ni en pedo”, contesté dando por cerrado el tema. La experiencia más cercana había sido una de 5k por la arena, organizada por Motociclo hace dos años. Casi me muero.

Sin embargo, ávida de nuevas experiencias, decidí darle una oportunidad a la Salomón. No así al Carpincho y a mi Coach, que me alborotaron con la carrera y después se quedaron en el carnaval carioca del casamiento de Marce!!! (NdeR: por el aprecio que pese a todo les tengo, voy a obviar aquí los detalles de los entrenamientos y de las censuras maritales que son por todos conocidos…).

Así, pues: inscripta, entrenada y con kit (en ese orden), partí con Jota y Clara hacia PDE.
Creo que llevábamos cerca de dos meses sin lluvia, pero desde la madrugada no paraba una lloviznita constante y molesta. De los 34º del día anterior, ni rastro. Del sol, menos. El viento hacía coletear el auto. Murphy nunca duerme.

Llegamos con bastante tiempo. Nos encontramos con Ale B y Popoto.
Mientras charlamos y me pongo vaselina, aparece el Troterío. Rafa H, Mauro. Más adelante: Edgardo, Dr. Ironman, Colo, Pato, Tato, Chile.
Al pasar veo a Ariel B, calentando a conciencia. También llegan Viru y Toto (con pelo corto!) y finalmente Barba, de dudosa procedencia. Fotos y más fotos, con el Troterío y con mis amores.
Nos vamos a zona de largada y estiramos un poco. Conversamos mucho. Gritamos más.
Aprovecho para poner la “playlist” en “boca” para la salida.
Gente paquetísima por todos lados, perfectos y equipadísimos. En total seríamos algo más de 400 personas. Nada mal para el tipo de carrera y el clima.
Gorzy anuncia la cuenta regresiva. Choque de manos, “buena carrera!”…LARGAMOS!

Rápidamente, quedé junto a Ale y Fabri que parecían ir en la misma que yo: de paseo.
Primer tramo: playa. La llovizna persistente y el viento en contra hacían que la arena pesara mucho. Afortunadamente, será alrededor de 1k.
Por otra parte, el espectáculo de la olas rompiendo saladamente era, sencillamente… impresionante.

Ya pisando terreno firme, se presenta el segundo desafío: fuerte cuesta hacia la entrada del Arboretum. Antes de encarar la subida, los bocinazos y gritos de aliento de Jota. Tiene a Clara a upa. Le grito y sonríe. Divinos.
Corro la cuesta por unos metros, pero se hace difícil avanzar sin “quemar aceite”. Rápidamente recapacito: “que m***** estoy haciendo?!?!? Me voy a quemar de entrada???”. Le hago señas a Ale (Popoto decidió trepar a su paso y esperarnos en la cima) para que siga y empiezo una enérgica caminata.
Resultó bastante efectiva, dado que muchos que iban corriendo a mi lado no sacaban ventajas significativas.
Ingresamos al Arboretum, un lugar soñado. La lluvia se intensificó, pero la temperatura era agradable y el olor a madera mojada se disfrutaba a pleno.
Pese a ser fan del sol, tuve que concederle razón a Ale, cuando apuntó que si el día hubiese estado parecido a los últimos, ya estaríamos calcinados.

Ya camino a la Laguna, los senderos se hacían más agrestes. Piedras, raíces, declives pronunciados y hasta árboles caídos conformaban el nuevo tramo.
Enseguida, un sendero abierto y plano da respiro. Hacemos “parada en boxes”, aprovechando la vegetación.

Salimos a la ruta e inmediatamente ingresamos al predio del Club del Lago. Allí el espectáculo es arquitectónico. Casas hermosas con cuidadísimos parques sobre la Laguna del Sauce. De locos. Notamos una similitud en el estilo de las casas que no debe ser casual. Cada cual elige su favorita.
Algunos “lugareños” salen a curiosear. Otros desayunan en sus terrazas. Todos nos dan envidia.

Ya habíamos pasado por un prolijo puesto de hidratación (con botellitas!) y ya se acercaba el segundo. Frutas cuidadosamente cortadas y dispuestas, y vasos grandes de Gatorade (y había Cool Blue!). Menciono especialmente esto, ya que la porción de Gatorade era similar a la habitual, pero el hecho de que el vaso fuese grande permitía seguir trotando o caminando rápido sin derramar la mitad. Bien hecho.
Elijo media banana y la acompaño con el brebaje azul. Yum, yum.

Con las energías repuestas, volvemos a salir a la ruta. Ale me dice “Ese no es Jota?”. Como siempre, el “Hombre-brújula” se las arregló para encontrar el punto en el Google Earth que tiene adentro de la cabeza.
Fotos y ánimos. Llevamos 13k y me siento realmente bien. Sonrío sin esfuerzo para sus flashes.

Nos aproximamos al último puesto de hidratación y junto con la botellita, recibimos una linda sorpresa: el cruce de un lago-arroyo-o curso de agua similar por debajo de su puente. Ahhhh, sí. “Pobres Pegasus”, suspiré resignada…
Con Ale a la cabeza, empezamos a atravesarlo lentamente. El agua estaba templada y apenas turbia. En su parte más profunda, llegaba un poco por sobre mis rodillas. Un charco, como quien dice.
Lo molesto era el fondo, conformado por piedras en formato cascote. Grandes e irregulares, había que ir con cuidado para no tropezar ni resbalar.
Concentrada y todo, una roca inesperada me hizo perder el equilibrio. “El celulaaaaaar!!!!” pensé en una décima de segundo. Lo llevaba en el brazalete y con tal de protegerlo, apoyé la pierna contra la roca. Sentí el golpe, pero seguí adelante sin problema.
Popoto, preocupado, decidió llevarme de la mano el resto de la travesía acuática.
Ya en la orilla, Ale nos miraba avanzar despacito.
“MIRÁ LAS COSAS QUE TENGO QUE HACER PARA PODER DARLE LA MANO A TU NOVIOOOOO!!!!!”.
Al salir del agua, constaté que el golpe con la piedra había dejado una herida a unos 10 cm de la rodilla. La Salus que me quedaba en la botella fue el mejor desinfectante que encontré. “El dolor pasa, la Gloria queda”, ya lo dijo el Pichón.

Al ritmo del “chuingui, chuingui” de los championes empapados, rumbeamos hacia la etapa final: aproximadamente 2k por la arena de Solanas.
Saqué las pasas de uva y los tres repusimos energías.
Ya en la playa, la diferencia con el inicio de la carrera era la ausencia de lluvia y los 15k que teníamos encima. El viento seguía igual.
Me sentía espléndida, lo cual me hacía dudar sobre la distancia que restaba. Pero parece que faltaban 2k, nomás.
La pareja andina empieza a sacar ventaja y dan vuelta para ver si los sigo. Decido que tengo ganas de disfrutar y no de exigirme nada, así que les hago señas de que sigan, que estoy ok. Pronto empiezo a verlos más chiquitos y, como tantas veces, somos el camino y yo.
Los sonidos del mar se hacen sentir aún por encima de The Black Eyed Peas en el mp3. Me saco los auriculares para no perderme ese momento.
El ruido de las olas rompiendo se entrevera con el golpeteo de los championes en la arena. Sublime.
(NdeR: pido disculpas si me puse extremadamente paloma en este último párrafo. Son los momentos como éste en que vivo el running como una verdadera conexión conmigo misma y con elementos que, en otras circunstancias, me son indiferentes).
He aflojado el paso, pero sigo teniendo una gran sensación de bienestar.
Lo disfruto y no me interesa apretar el paso ni estresarme con los tiempos. Ni siquiera estoy ansiosa por llegar. Uno de esos instantes (no muy frecuentes en mi) en que siento que podría seguir corriendo por siempre.
Y hubiera seguido de largo, si no fuera porque pude ver a los andinos doblando a la izquierda. Sobre el médano se veía el arco blanco de la largada-llegada.
“Uia, ya está?”. Escucho gritos y aplausos de mis compañeros. Llego saludando como si fuera la mismísima Miss Punta del Este. 2h 11’ para mi primera carrera aventura. Creer o reventar que cuantas menos expectativas uno tiene, mejor salen las cosas.
Fui a correr algo distinto…y ahora las carreras aventura tienen una nueva seguidora!!!

Ya les dije cuando es la próxima??? 7 de junio en la Sierra de la Ánimas. Habrá que empezar a ahorrar para el outfit…



PD: FELICITACIONES a los organizadores. Recorrido espectacular, muy bien señalizado (incluso con indicadores de “peligro” en las zonas más riesgosas), con puestos de frutas e hidratación abundantes y bien ubicados (confieso que a priori me parecían pocos, pero me equivoqué). Hasta el chip resultó cómodo de llevar en la banda con velcro! Sólo dos puntos en contra: me decepcionó un poco la camiseta del kit y las medallas no alcanzaron para todos (prometieron entregar las faltantes a partir del miércoles). Arriba con la etapa 2!!!

PD2: Gracias al Troterío por hacer más disfrutable cualquier carrera. A Ale B y Fabri por la compañía durante todo el recorrido (un grande el Popoto que cargó mi campera al menos 15k). A Viru por curarme la herida de la pierna (te quiero, Flaca!). Al Carpincho y al Feathered Coach por convencerme de que podía correrla (se los extrañó). A la Ingeniera Vicky, mi estimada H y el gran Lechuga que no ahorraron llamadas ni mensajes para hacerme llegar sus ánimos!!!

PD3: GRACIAS a mi familia adorada por acompañarme en una demencia más (y van…). Mi Santo Marido que me llevó y se quedó con Clara toda la carrera, además de perseguirme para sacar las fotos, alentarme y aguantarme la previa. Mi mami que se quedó con Pilar. Mi hermana y cuñado que estuvieron pendientes y me prestaron una riñonera brutal que no usé…QUE LOGÍSTICA QUE TIENE ELBA REEL!!!

2 comentarios:

  1. No es que sean necesarias porque el relato es muy gráfico y a veces también está bueno dejar que la imaginación haga su trabajo (algo con lo que no tengo ningún tipo de problema como usted ya sabe) pero estarían buenas unas fotitos...

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  2. Le asiste razón, como de costumbre, mi estimada!
    Para "hacer boca" puse la que encabeza el post. En breve estarán a disposición en la Galería de fotos de Trotamundos y luego de publicadas allí, tal vez subamos alguna a este humilde blog...;)

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