
Soy una lectora compulsiva. Leo todo lo que pasa por mi campo visual. Todo.
Mi hermana llegó a preocuparse, seriamente, el día que me pescó leyendo los papeles de diario que envolvían los adornos navideños.
Como le sucede a todo el mundo, la maternidad redujo bastante mis oportunidades de lectura. Tal como apunta la genial Vicki Iovine en uno de sus libros, una madre reciente no lee nada que no pueda ser consumido en una visita al baño.
Con este panorama, las crónicas de carreras (o "reis ripors", como las rebautizamos en Trotamundos) fueron un verdadero hallazgo y una nueva oportunidad para Elba La Lectora. Casi sin quererlo, también fueron mi primer acercamiento a algo parecido a escribir, cosa que siempre he deseado y nunca me he atrevido.
No huyan despavoridos, no voy a someterlos a la lectura de mis "obras" (para eso tengo a mis compañeros de equipo).
En esta suerte de nuevo rubro literario, también hay genios. Gente con una capacidad descriptiva tal, que te lleva a visualizar el entorno del relato al detalle. Casi como estando ahí.
Así, un hecho que a simple vista es un montón de gente corriendo hacia un punto, se transforma en una epopeya de dimensiones cuando pasa por estos atletas literatos.
Llorar de risa y de emoción es una constante a lo largo de sus relatos.
Hay unos cuantos para nombrar (siempre es muy correcto decir esto antes de seleccionar a los que de verdad son capos), pero sin duda mis favoritos son: Ernesto Toubes, Carlos Martinatto (El Ramblero Solitario) y Alain Mizrahi (El Gusano).
Clickeando sobre sus nombres, llegan a algunos de los relatos que han sido publicados.
Si sos corredor, leé por lo menos uno de cada uno.
Yo recomiendo especialmente "Cómo joderse bien jodido en 32 lecciones", del Ramblero Solitario.
A quien no le ha pasado...
Disfruten.
Mi hermana llegó a preocuparse, seriamente, el día que me pescó leyendo los papeles de diario que envolvían los adornos navideños.
Como le sucede a todo el mundo, la maternidad redujo bastante mis oportunidades de lectura. Tal como apunta la genial Vicki Iovine en uno de sus libros, una madre reciente no lee nada que no pueda ser consumido en una visita al baño.
Con este panorama, las crónicas de carreras (o "reis ripors", como las rebautizamos en Trotamundos) fueron un verdadero hallazgo y una nueva oportunidad para Elba La Lectora. Casi sin quererlo, también fueron mi primer acercamiento a algo parecido a escribir, cosa que siempre he deseado y nunca me he atrevido.
No huyan despavoridos, no voy a someterlos a la lectura de mis "obras" (para eso tengo a mis compañeros de equipo).
En esta suerte de nuevo rubro literario, también hay genios. Gente con una capacidad descriptiva tal, que te lleva a visualizar el entorno del relato al detalle. Casi como estando ahí.
Así, un hecho que a simple vista es un montón de gente corriendo hacia un punto, se transforma en una epopeya de dimensiones cuando pasa por estos atletas literatos.
Llorar de risa y de emoción es una constante a lo largo de sus relatos.
Hay unos cuantos para nombrar (siempre es muy correcto decir esto antes de seleccionar a los que de verdad son capos), pero sin duda mis favoritos son: Ernesto Toubes, Carlos Martinatto (El Ramblero Solitario) y Alain Mizrahi (El Gusano).
Clickeando sobre sus nombres, llegan a algunos de los relatos que han sido publicados.
Si sos corredor, leé por lo menos uno de cada uno.
Yo recomiendo especialmente "Cómo joderse bien jodido en 32 lecciones", del Ramblero Solitario.
A quien no le ha pasado...
Disfruten.
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