sábado, 26 de septiembre de 2009

Nuevo PR en 7k BBVA o El Equilibrio del Mundo

Para cualquier corredor, la primera carrera de la temporada es un hito.
Entendámonos: para cualquier corredor de-los-que-corren-de-veras, el inicio de temporada generalmente coincide con el inicio del Campeonato de la AAU, por ejemplo.
Para una corredora medio pelo como yo, el Paraíso en la Tierra viene siendo la “zafra” de carreras populares o comerciales.
Este año, todo comienza con la 7k BBVA. Corrí la primera edición, en 2007, me salteé la de 2008 - por estar en pleno puerperio – y estaba pidiendo revancha para el 2009.

Así pues, el domingo 20 a las 11:00 largaba la 7k y allí estaba yo, con el objetivo de bajar los 48:08 obtenidos en la Perrin 2007 y que constituían mi mejor (¿) tiempo en 7k. “Entrando antes de los 45:00, toy conforme”, le había dicho a H hacía unos días.
Tas loca?!?!? Por lo menos, tenés que estar entrando antes de los 42:00. Tuviste entrenamientos mejores que ese tiempo, vas a poder”, me contestó con envidiable convicción.
Hice la interminable cola para la última “parada técnica” en los baños, mientras miraba a todos lados esperando ver a H. Increíble desencontrarnos justo allí: la largada coincidía con el Cuartel General de Trotamundos: el mojón del 8.
Aproveché el lento movimiento de los baños para hacer los estiramientos correspondientes.
Lo cierto es que la hora se aproximaba, H no aparecía y mis esperanzas de enganchar a los Trotalongrunners que iban por 30k, cada vez eran menores.
Tampoco encontraba a Butiacero, quien se suponía que también iba a estar…

Sola y concentrada, decidí arrancar con la entrada en calor.
Por allí me encontré al Colo, quien me avisó que los Trotalongrunners estaban allí cerca refrescándose antes de salir por los 7k que les haría completar el entrenamiento.
Trato de ubicarlos, pero sin éxito. Aprovecho entonces para ubicarme yo misma, pero en el corralón de largada, ya que estamos sobre la hora.
Playlist de Rock en boca, cuenta regresiva…laaargaronnnn!!!

Trato de no salir muy a la disparada: conocida es mi tendencia a “morirme” a medio camino.
Pero las experiencias anteriores en busca de velocidad tampoco fueron buenas arrancando tranqui y acelerando al final. O en el medio. O en ninguna parte: no sé acelerar!
Así que fui al paso que me salió, que era bastante más enérgico del que suelo llevar, pero se soportaba.
El día era inmejorable para correr: temperatura óptima y ausencia de viento.
El circuito variaba este año: tradicionalmente, salió desde Ciudad Vieja y hacía toda la Rambla hasta Trouville. Esta vez, largada y llegada eran el mismo punto (Trouville), bordeando las Canteras del Parque Rodó.
El único y bien abastecido puesto de hidratación estaba, justamente, bajo el puente de las Canteras. Metros antes había alcanzado a H y (tras breve intercambio) le señalé que siguiera a su paso, incapaz de seguirla a esas alturas.
El refrescón de agua en la nuca (más lo poco que pude tomar sobre la marcha) me renovó la energía, aunque ya no traía el mismo paso de la primera mitad.
Igual, iba concentradísima en no bajar el paso más que lo imprescindible para no morir de un paro cardiorrespiratorio.
El Rock ya no hacía efecto a esas alturas. Busqué rápidamente una alternativa. Hacía un par de semanas que la venía probando y venía resultando efectiva: playlist de Reaggetón.
Concentradísima, siguiendo la voz de Daddy Yankee, una voz lejana me saca de la burbuja. En realidad, la voz estaba más que cerca, pero el volumen de Ipod hacía que que escuchara como a kilómetros de distancia.
ELBAAAAAA!!! – grita la voz que viene a mis espaldas – Un abrazo a Butiaceroooo!!!”
Un corredor de vincha negra, con camiseta de la carrera (por lo que no pude identificar filiación con equipo alguno), saludaba con pulgares arriba.
Imaginé que se trataba de un lector del blog que reconoció la remera Trotamundera y pudo leer mi nombre.
No pude ni preguntarle el suyo, sólo sé que a pocos metros de la llegada me pasó expreso al grito de “Vamos, vamos!!!”.
Le respondí de igual modo, pero no tenía más resto. Saqué un mamarracho de sprint final, pero suficiente para detener el crono en 35:32.
35:32?!?!?!?!? Noooooo, no puede ser!!! El circuito estará mal medido o yo apreté mal el arranque del crono o ALGO estaba mal!
Pero no. 35:32 por mi crono, 35:34 (tiempo neto) según Kronos.
Abrazo fuerte con el Coach, al grito de “SI SERÁ BUENO EL PLAAAAAN!!!” y la respuesta que nunca se hace esperar: “Naaaahhh!!! Eso es MO-TI-VA-CIÓN!!!”

Llegada de todos los Trotalongrunners, felices de terminar su último rodaje largo antes de BA.
También encuentro a H. Increíble: llegamos con décimas de diferencia, pero no nos vimos hasta después.
Fotos y el Penguin que manda la vuelta de Gatorade. Momento feliz. La adrenalina todavía me tiene eufórica. Es mi primera carrera desde la Salomon y la lesión de la rodilla, que ahora se ve tan lejana…

Digamos que el resto del día no fue ni cerca así de alegre.
Pero es el Equilibrio del Mundo o Ley de las compensaciones.
Los chinos llevan milenios diciendo que lo único permanente es el cambio.
Bucay ha vendido miles de libros donde dice “esto también pasará”.
Yo creo que es otra vuelta más en la Montaña Rusa, de esas grandes: como la de la serie “Step by step”, que tanto me gustaba.

35:34 en 7k. Nuevo PR. Humilde, pero mío. Que me quiten lo corrido…

Lo que pasó, pasó - Daddy Yankee

Vale cantar. Bailar, también.
El domingo estaremos en el Duatlón por Amanda. "Estaremos", la Baccio (recién ajustadita) y yo.
Y atenti que el siguiente domingo ya se viene la Salomon, ya se arrima la Reebok y hoy me preinscribí para LA carrera: Nike 10k 2009 ya nos pisa los talones. Corramos rápido.

Buen finde y buenas corridas para todos.

viernes, 18 de septiembre de 2009

La Baccio corrió su 2ª 42k - Race Report de Punta del Este 2009

(El Butiá, La Baccio y Elba Reel: "La Reina" no pudo con ninguno de los tres)

“ Y te dejarán ir en el ómnibus con todo y bici?”, preguntaba Marido, preocupadísimo.
Yo llenaba la mochilita de ticholos y barras de cereal, y saltaba sobre el equipaje del bolso, para poder cerrarlo.
“Vos tranquilo”, le dije con tono de yo-sé-lo-que-te-digo.
Una ojeada general al checklist y ya estaba todo listo.

La verdad, no tenía ni idea si me iban a dejar. Había llamado al Gusano unos días antes, tratando de ver como hacer para mandar “la chiva” con alguien y yo irme tranquila en el bondi.
El tipo me resumió su modus operandis para meter (casi) de prepo las bicis en las bodegas de los desprevenidos choferes: llegar a Tres Cruces, atravesar toda la Terminal con la bici en ristre, acceder al andén correspondiente y “adornar” al chofer de turno con una propina en cuanto objetara algo.
“Te parece, Gusano?”, dudé. “OBVIO que me parece!!! Yo lo hice hasta el cansancio!!”, respondió con contagiosa convicción.

Media hora después de luchar con la bici, Marido volvió con buenas noticias: la Baccio había entrado en la camioneta.
El primer tramo del traslado estaba cubierto: desde casa a Tres Cruces, voy en la camioneta. Dejo la chiva en el estacionamiento correspondiente. Vuelvo a casa para dejarle la camioneta a Marido. Agarro el bolso y marcho de vuelta para la Terminal.
Listo.

Reviso todo por enésima vez y me voy a dormir con la misma ansiedad que tenía la noche previa a mi Maratón. Cosa ‘e locos…

Me desperté mucho antes de que sonara la alarma del celular.
Desayuné ridículamente igual a lo que suelo tomar como desayuno antes de un long run. Me percaté mientras sucedía y lo subsané regalándome un jugo de naranja, prohibido absolutamente antes de correr.

Salgo rumbo a Tres Cruces y hago la primera parte del plan sin contratiempos.
Regreso con tiempo suficiente para que Marido reinstale las sillas de las gordas en la camioneta.
Besos, deseo de buena carrera, conminaciones de que me cuide. Arribo del taxi y salgo a por la segunda parte del plan.

Me entregan la bici en el estacionamiento y arranco con las indicaciones del Gusano.
Mientras enfilo hacia el andén de COPSA, ensayo la expresión facial de “hago esto todo el tiempo”.
Paso frente al guardia de seguridad con un “Buen día!” y nadie me da voz de alto.
Ya estoy dentro de la Terminal propiamente dicha y recibo las mismas miradas que le hubieran dirigido al macaco de Roswell. Pero no soy detenida por autoridad alguna.
Sigo rauda hacia el área de andenes y la guardia de seguridad sigue respondiendo a mis saludos sin inmutarse: el Gusano no debe estar TAN errado.
Llego al andén y me siento a esperar.
No tarda en aparecer mi bus.
Me apersono al chofer en cuanto abre la primera puerta de la bodega.
Me mira con cara de horror y me “avisa” que la bici tiene que ir desarmada.
Le explico que SIEMPRE (¿?) viajo con la bici así y que NUNCA me hacen problema.
“Pasa que no entra armada, tenés que sacarle la rueda”, me dice el imbécil.
“Cuchá – le digo – ésta bici acaba de salir de la valija de una camioneta que, entera, es más chica que tu bodega!”
Y sin mucha más vuelta, le extendí el billetito que tenía a mano para la ocasión.
“Por las molestias”, le dije como toda explicación y lo dejé lidiando con la Baccio y la bodega.

Me apoltroné en mi asiento con ventanilla. En el mp3, Trotsky a un volumen que me permitió entrecerrar los ojos por algunos kilómetros…
El tráfico de sms con quienes también llegaban el sábado a PDE se hizo más frecuente.
Miro la hora…11:30 am
“Terminal de Maldonadoooo”, grita el chofer.

Reviso la Baccio recién salida de la bodega. Todo parece estar en su lugar.
Reporto mis coordenadas a mis anfitrionas y constato que quien iba a llevarme a destino viene con franco atraso.
Igual, si meter la bici en los dos vehículos anteriores fue desgastante, no quería pensar lo que sería tratar de que quepa en un auto decididamente más chico.
La dirección de mi hospedaje era relativamente cerca…como la mayoría de los lugares circunscriptos en Maldonado.
Tranquilamente podía llegar en la misma bici.
El detalle es que la permanente llovizna que traíamos desde Montevideo, había derivado en franca lluvia.
Y el bolso realmente pesaba. Y (en honor a la verdad) no tenía claro para donde agarrar.
Lo más práctico que se me ocurrió fue acercarme a un taxi, darle el bolso, indicarle la dirección y seguirlo en bici.
Por una módica suma, me ahorré cargar con el bolso y la vulnerante situación de preguntar donde car*jo estoy parada.
Llegué perfectamente, derecho a descansar un rato, mirar tele, hasta hacer una pequeña siesta. Luego me dediqué a socializar con la anfitriona, que para eso mi madre gastó tanta energía educándome.

A todo esto, ya era de tarde y había que ir al Campus.
Mi amigote Matute ya estaba refistoleando la Península y llamó a ver en que andaba.
Decidimos ir a buscar los kits que nos habían encomendado.
Había olor a Maratón por todo el Campus: corredores que iban y venían, cámaras profesionales y amateurs registrando ese vaivén…
Ahí me crucé con Tubino, con Rai y 20 o 30 más de esos conocidosdelascarreras con los que te saludás sin saber el nombre.
Dentro del Campus, un pequeño caos tenía al Gusano estresado y a Flor dirigiendo inscriptos, pre inscriptos y otras especies a los diferentes escritorios.
Saludos, charla, retiro de kits varios y más charla.
Aprovechamos a coordinar la propia pasta party en el Virazón y arrancamos rumbo al tradicional reconocimiento del recorrido.
Parece que aquel “nudo” del puente de La Barra no se repetirá este año.
De ahí, a mi base de operaciones a socializar un rato y a prepararme para la “nait”.

La cena estuvo poco concurrida, pero muy disfrutable.
Como me esperaban 42k al día siguiente, opté por el aporte en carbohidratos de unos raviolones de calabaza.
Como no me tocaba correrlos, me asocié al Cabernet Sauvignon que pidieron Barba y Caro!
Vuelta temprano: había que madrugar y convenía descansar tanto como fuera posible.

La alarma del celular sonó y costó despegarme de la cama.
Así y todo, el deber llamaba y arranqué con ímpetu rumbo a la ducha, a ver si lograba el milagro de despertar del todo.
El resto de la gente hacía lo propio: baño y desayuno.
Decidí que un poco de música suave nos haría entrar en clima y arranqué con Trotsky, sin recibir reprobación alguna.
Vestimenta con piloto automático, mochila preparada de la noche previa…faltaba la bici y estaba. Tarde, pero estaba.
Lo más preocupante era que yo tenía el kit de Julito, por lo que tenía que llegar temprano sí o sí.
Saco la Baccio y recuerdo que había postergado un detalle: inflar la bici.
No había tiempo, así que me subí como estaba y decidí inflar mientras esperábamos la largada. Un plan excelente, de no ser por el detalle que – en mi apuro – me dejé el inflador en el bolso.
Ah, y también me había olvidado del sobreasiento de gel que había comprado especialmente para la ocasión…

(NdeR: hace varios minutos que el cursor está titilando en este renglón, mientras yo intento encontrar una alternativa a la trilladísima frase “la largada era una fiesta”. No tuve éxito, así que van a tener que disculparme el lugar común)
La largada era una fiesta.
Una concurrencia notoriamente mayor a la de las otras ediciones (al menos, las que yo vi), llenaba el lugar de maratonistas eufóricos, familiares a codazo limpio por una buena ubicación en las vallas de la largada…y ciclistas clandestinos.
Parte del Troterío ya estaba reunido cerca de la zona de largada. Los que faltaban, vamos llegando en tandas.
Veo aparecer a Julito y le entrego su kit, enseguida llega el Butiá con Betty y cara de “estoy tranquilo, no me pregunten”.
También Presi y El Perla, seguidos de cerca por Joyce y una camarita a la que pocas cosas se le escaparon.
Ya ubicado en zona de largada, Levis también se suma al grupete de Trotamaratonistas.
Le entrego el kit a Ale Panther para que corra sus 8k. Me cuenta que los TrotaHalfIron llegaron en buena forma con sus bicis, completando el objetivo de los 120 kms desde Montevideo. Reafirmo entonces mi convicción de que mis 42k en chiva distan mucho de la insanidad mental…
Los Trotalongrunners también empiezan a amucharse: Flor, Penguin, Matute, El Coach de Coaches y La Nueva. Aprovechamos a presentarnos y saludarnos con ésta última, que me da mi primera tarea como supporter: llevar la remera de manga larga que decide no usar a último momento.
Yo trato de sacar fotos. No me anda la cámara. Por suerte llevé dos, porque nunca se sabe de donde sale un fotógrafo voluntario…o cuando a la malnacida cámara se le da por quedarla!

Decido ponerme a estirar un poco, mientras el locutor anuncia que “en minutooooos” estarán largando.
Me cruzo con algunos Coyotes, entre ellos la Doc Natalia y Alpino con toda la flia.
Finalmente, después de tanto amague, pudimos saludarnos con el colega bloggero y aproveché a fotografiar al Coyoterío, muy animados ellos.

Ya van todos a zona de largada. Más fotos.
Deseo de buena carrera a todos. Quiero ensayar algo para decirles a los maratonistas. No me sale nada. Atino a un soso “los alcanzo enseguida de la largada”.
Pero los abrazo a todos.
Me voy a las vallas, a codearme con todos los demás fotógrafos. Y no en el sentido figurado del término.
Veo al Pato en primera fila. Obvio, es elite: dónde car*jo iba a estar???
Se le nota concentradísimo. En un momento, se distrae y aprovecho para gritarle.
Pulgares arriba indican que se tiene fe. Se me complica fotografiarlo, porque la señora que está delante de mí insiste en subir su cámara hasta que ingresa en el campo de la mía!!! Pero igual me doy maña.
Están por dar la largada y no puedo evitar emocionarme.
Todos los recuerdos de mi maratón pasan uno tras otro.
Trato que ese “mantra” que me acompañó a mí, les llegue a todos de tan fuerte que lo pienso: ahora, es sólo correr para adelante.
Ya están haciendo la cuenta regresiva…
Muchos llevan el pulgar al crono.
Otros se persignan.
Unos cuantos se ríen.
Yo vuelvo a pedir, como siempre, que todos lleguen bien y (en lo posible) cumpliendo sus objetivos…
3, 2,1…estampida!
Allá van todos, y yo corriendo al costado de las vallas, a ver si capto las largadas de todos. La mochila me rebota en la espalda y me cuesta esquivar gente mientras trato de hacer foco en mis amigotes.
Vuelvo hacia donde había quedado Ale Panther custodiando la Baccio.
Nos despedimos, ella rumbo a la 8k y yo a perseguir al Troterío.

La bici era un muerto a cuestas. El reflejo que de reojo me devolvió una vidriera, mostraba que iba casi en llanta.
Empecé a repasar una posible solución dentro del recorrido. La única estación de servicio que recordaba estaría cerca del 30k.
La otra era preguntar a los numerosos policías de tránsito que cortaban las calles donde quedaba la más cercana.
Mientras deliberaba, veo el Cuartel de Bomberos.
Dos funcionarios habían aprovechado el “cigarette break” para salir a la vereda a presenciar el espectáculo de corredores pasando.
Y ni lo pensé: les estacioné la chiva a la voz de “si los Bomberos no me pueden ayudar, estoy en el horno!”
Les expliqué la situación y prestamente salieron en busca de un inflador que estaban seguros que descansaba en alguna parte del Cuartel.
Creo que de abajo de una piedra salió el dichoso adminículo. Lo cierto es que – mientras averiguaban cómo, con quienes y para qué estaba yo tratando de hacer la maratón en bici – los bomberos inflaron ambas ruedas y yo pude seguir viaje.

Meto pata para darle la captura al grupete, ya que tenía que descontar las paradas para cargar agua y para ser asistida por los Bomberos.
Enseguida diviso al Penguin y al Coach, a paso tranqui y conversadores.
El Coach venía sin dormir, directo desde un casamiento a meter 30k. El Uno, sin dudas.
Le pido al Penguin que me pase la campera, que lleva muy dobladita en la mano. También unos geles de esos inmundos. Le insisto en que se deje de mariconear y se pase a los ticholos. Él sigue confiando en estos suplementos diseñados y no me da bola.
El clima es perfecto: muy lejos en el recuerdo quedaba la incesante lluvia de PDE 2008. La temperatura era ideal, el sol mezclado con nubes no molestaba y casi no se percibía el viento. Soñado.
Me detengo en el recorrido: vuelvo a comprobar que es bellísimo. “El más lindo que he corrido”, sentencia el Pingüino. “La corremos el año que viene?”, me dispara el Coach.
Esta iba a ser mi primera Maratón. Y estaba siéndolo: mi primera maratón en bici!
“Cuchá!!! La corremo’ ó no la corremo’?!?!?!”, se encrespa el Coach y le doy el ok: PDE 2010 será mi segunda Maratón.
Les ofrezco la variedad de productos que va saltando dentro de mi mochila, pero van pocos km y todavía no necesitan nada.
Decido adelantarme a darle captura al siguiente Trotagrupete.
Allá van Flor, Matute y Grace de Actitud Rambla, que estaba haciendo su debut.
Matute se acuerda de que se dejó los ticholos y pide abastecimiento. Flor también quiere. Yo aprovecho para contarles que me olvidé del sobreasiento de gel.
Flor alega que no lo necesito: “vos estás naturalmente acolchonadita”, me encaja!
Me hago a la idea de que el término “acolchonadito” pasará a formar parte de la jerga troteril.
Sigo un rato más con ellos y decido que ya es hora de ir a buscar a los maratonistas…

El primero que encuentro es el Butiá. Viene concentradísimo y a buen paso. Le ofrezco el contenido de la mochila y enseguida comprendo el por que de su negativa.
Medio cuerpo fuera de la ventanilla de un auto, Betty alentaba y preguntaba si le alcanzaba agua, Gatorade y/o toalla.
Ni bien el Butiá pedía algo, allá salía ella al trote a alcanzárselo.
Igual lo acompañé un ratito, en plan dejá-que-yo-te-hable-para-entretenerte-vos-no-contestes.
Aproveché que se veía bien y salí a capturar al resto.
Pronto tuve a la vista al Presi y El Perla. Ambos venían a buen paso y concentrados. Agradecieron el ofrecimiento de agua y comida, pero siguieron como venían.
Hora de darle la captura a Julito.
Me costó bastante alcanzarlo. De hecho, no fue hasta que lo crucé en el retorno del puente de La Barra. Ya venía fielmente custodiado por el Popoto, ambos metidos en el grupo liderado por uno de los pacers, creo que el 4 hrs.
Sonrisas y pulgares arriba.
Me cuesta un Perú la trepada al puente. Me falta mucha camilla de cuádriceps para subirlo dignamente…
La Baccio también acusa el esfuerzo, sumado al traqueteo de su muy poco cómodo viaje a PDE. El manillar se afloja y tengo la sensación de que viviré en carne propia aquel mítico vuelo que supo relatar Zen, en sus primeras incursiones de MTB en las Canteras del Parque Rodó…
Me arrepentí de no haber cargado el juego de herramientas (NdeR: no tenía lugar suficiente para todo y había optado por el inflador…el mismo que había quedado en el bolso cuando salí a los tiros rumbo a la largada…).
Igual sigo. Había visto unas cuantas “bikes autorizadas” de la Organización que iban y venían. Alguno seguro era más previsor que yo y andaría con herramientas.
Ahí veo a Ale B+Mili, sacando fotos a todo lo que se movía. Le cuento mi problema técnico, pero previsiblemente no tiene una llave Alen en la cartera.
Me despido y sigo rumbo a capturar al grupete de Julio y Popoto.
Allá les doy alcance y compruebo que van muy bien. También la Coyota Natalia, que mete pata como loca. Aprovecha y me pasa la remera térmica.
Julito me acepta una barra de cereales.
El manillar ya está en un hilo. Y recién estamos en el 16k.
Les aviso que vuelvo con los de más atrás y que nos vemos en un rato. Siguen a ese paso que a mi me resulta extraterrestre. Bien ellos.

Un equipadísimo ciclista de la Organización me cruza en mi retorno. Ese TENÍA que tener una llave!
Paramos al costado de la ruta y me ayudó a ajustar el manillar. Era mi segundo rescate del día, luego de los Bomberos y su oportuno inflador (NdeR: aprovecho para volver a agradecerle aquí: seguro no llegaba al 20k como venía!!!).
Nos despedimos y sigo en sentido contrario a los corredores.
Empiezan a pasar los Trotamaratonistas, todos enteros y saludando para las fotos de AleB, que sigue al firme en su puesto.
Espero a que lleguen los Longrunners, que ya iban todos juntos, y sigo un rato con ellos.

El 20k ya se veía. Un cúmulo de camisetas negras y verdes se movía de un lado a otro de la ruta. Era el Puesto Salado, metiendo música y onda a la tarea de dar agua a los corredores.
Maia, Andre y mi amigota Lola van y vienen con las botellitas. Un montón de Saladas más también comparten la tarea. Gritos de aliento y algunos improperios de esos que nos decimos entre amigas.
“Ojo que ahí viene mi equipo, a ver como los tratan”, les advierto.
Y ni lerdas ni perezosas, armaron una especie de cortejo para los Longrunners al grito de “Tro-ta-mundos, Tro-ta-mundos!”. Fenómenas.
Alfombra y crono a la vista: completamos la Media Maratón.

Abastezco a los Longrunners con más ticholos y ya me voy despidiendo: estamos en el 22k y ellos tienen 6k más por delante. No me va a dar para alcanzar al resto y volver antes de que ellos completen el objetivo.
Así que nos veremos en la Llegada.

Voy encontrando a los Trotamaratonistas más espaciados. El Perla viene medio tironeado, pero me asegura que puede seguir sin problemas. Acepta charla y Clight Hidrade. Me asegura que puede seguir sin problema. Lo dejo concentrarse en la selección musical del Ipod y marcho en busca del Butiá.
Me sorprendo de ver primero al Presi. Viene molesto del estómago y ha bajado un poco el paso. Me quedo con él un tramo, sin tener la certeza de estar ayudando. Cuando veo que recupera un poco el paso, sigo de largo.
Allá lo veo al Butiá. Va cantando, el desgraciado. Y me dice que viene fusilado, un sinvergüenza. Betty sigue en el auto a paso peatón: “No queda nadaaaaa!!!!”, lo alienta. Era cierto: faltaba realmente muy poco. Yo no quería ni pensar en La Pared: iba mentalizada en lo que dice el Lechuga, “La Pared está en el 42”.
Con el Butiá entero y bien acompañado, decido hacer el último pique para alcanzar a Julito y Popoto.
Me cruzo con Joyce y Dahia, pregunto por “los punteros” y me hacen señas de que van ok.
Veo la remera de Trotamundos a lo lejos y me desmorono: Julio va caminando. Popoto lo acompaña. Enseguida me ven y Julio me advierte “No te asustes! Estoy recuperando, nomás…termina el repecho y arrancamo’ de nuevo”.
Y así lo hicieron, apenas comenzó la bajada retomaron el trote y yo respiré tranquila.
Me despido, porque sé que no voy a poder estar en la Llegada. El Popoto viene sin sobresaltos, así que no tengo dudas de que va a acompañar a Julio hasta el final.

Paso al Butiá en sentido contrario. “Ya vuelvo con vos”, le aviso.
También al Presi, que me hace señas de que va mejor de su malestar.
Finalmente, encuentro a El Perla. Sigue molesto por el tirón, pero me asegura que sigue hasta el final. Más agua y más charla. “Seguro que estás bien?”, pregunto. “Andá tranquila”, me dice. Y allá sigo.
El Presi va concentradísimo. Levanta su mano para señalarme que va bien.
Ok. Hora de cumplir lo prometido: en la llegada de mi Maratón, le dije al Butiá “la próxima es tuya y yo te voy a acompañar”.
Allá va el tipo. “Vos conversame”, me dice cuando se aviva de que voy al lado.
Hablamos de música, por supuesto. Me va relatando el set de Powersongs que se armó para la ocasión. Horripilantes.
Mi gurú musical me decepciona irremediablemente.
Una corredora argentina va a nuestro lado y se ríe de la bizarra conversación. Le pedimos opinión y se arma casi un foro de discusión sobre música para correr.
A esas alturas, ya íbamos con el reproductor de los celulares en altavoz, discutiendo vivamente acerca de tal o cual tema “pulenta, pulenta” para rematar los 42k.
No hay acuerdo.
Ya se suma un amigo de la argentina, y el espontáneo grupete hace más distendidos los últimos km.
También hay tiempo para el intercambio cultural: paso a explicarles lo sque es un ticholo. Se tientan, pero prefieren no hacer experimentos en plena carrera. Sabia decisión.

En algún momento nos separamos y el Presi nos alcanzó. Son los últimos metros.
Vuelvo a sentir aquella maravillosa certeza de que llegaría aunque fuera arrastrándome, tal lo que viví doblando la curva de las Canteras…
“Te das cuenta?- le digo al Butiá – en unos minutos vas a estar terminando la primera Maratón de tu vida”.
H aparece vía celular. Le cuento los pormenores. Manda gritos de aliento que llegan a sus destinatarios por el altavoz.
El Presi me trae a la realidad: “Vos no ibas a sacar la foto de la llegada???”
Ay, Dio!!! Cierto!!! Flasheada por la emoción de la llegada, mi rol de fotógrafa había quedado olvidado.
“Ahí los veo!”, les grito mientras acelero. Negativo. No me dan más las piernas y apenas bajo de la bici, cámara en mano, veo al Presi con la gloriosa bandera tricolor al viento, cruzando otro arco más.
También llega el Butiá.
Poquito antes había llegado Julio, acompañado por Popoto y por Zen.
Reencuentro con todo el Troterío, fotos, emoción, mucha alegría…pero sin los brownies de Flor!!!
El locutor anuncia la llegada del pacer de 4hrs45: es El Chirola de Villa Española, sonriente como siempre, llegando en exactos 4:45.
Ni bien escucha el nombre del corredor, una figura conocida se trepa enloquecidamente a las vallas: “Chirolaaaaaaaaa!!! QUE GRANDE CHIROLAAAAA!!!”. El Gusano liberaba así toda la tensión de armar un monstruo como es una Maratón. Se veía eufórico y no era para menos. Lejos, fue la mejor de las cuatro maratones que han organizado (NdeR: al menos de las tres que yo presencié).
Todo salió perfecto, y lo que no haya sido así, se subsanó con lo bien cubiertos que estuvieron los factores fundamentales.
Parece que ahora, de grande, voy a hacer amistad con Punta del Este.
Por lo pronto, ya estoy trabajando para que la tercera sea la vencida.
La próxima, cuándo es???
Punta del Este, 5 de setiembre de 2010.
El Tío Filípides celebra 2500 años de su locura. Nuestra locura.
Ahí estaremos.
Yo, tras la línea de largada.
Bicicleta Baccio con dos maratones arriba busca conductor.
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FELICITACIONES, a todos los que trabajaron para que todo saliera impecable, a todos los corredores (en especial a mis amigotes) y a todos los que nos arreglamos para disfrutar la carrera.
GRACIAS especiales a Matute y Vicky por corregir este interminable Race Report.
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No me olvido del Bonus Track, no señores.
Hay gente para todo.
Hay gente que decide correr 42k sólo por la satisfacción de vencer esa distancia mítica.
Hay gente que, para lograr lo anterior, se motiva escuchando música.
Entre esa gente, hay quienes se motivan con cosas insólitas.
Para mi gurú musical, con quien tantas discusiones al respecto han dado como resultado muchos de los Bonus Track que comparto con ustedes.
Él dice que esto lo hace correr como loco.
A mi me recuerda a Roberto Giordano.
Pero parece que le resultó en carrera, nomás.
Salú, Butiá.
Vale cantar. Y prepararse, que se larga la "zafra": este domingo 20 arranco la temporada de carreras con la 7k BBVA. El lunes les cuento.
Buen finde y buenas corridas para todos.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Race Report en proceso, pero primero lo primero:


Todos recordarán el Duatlón que organiza Alpino, a total beneficio de Amanda.
Muchos podemos correrlo, todos podemos colaborar.
La fecha señalada es el domingo 27 de setiembre.
Inscríbanse para correrlo (click en la imagen ó aquí), pasearlo, ir a sacar fotos, ir a tomar mate con bizcochos y/o a alentar a los que participaremos.
El costo es de $200 individual y $300 en modalidad postas.
Allí estaremos, la gloriosa Baccio (que ya es veterana de 2 maratones) y ésta debutante en duatlón.
En breve, Race Report y alguna fotito de la memorable Maratón de Punta del Este 2009.
No cambien de canal...

viernes, 4 de septiembre de 2009

Maratón de amigos, maratón propia.

El domingo será el día.
La 2ª Maratón Internacional de Punta del Este estará largando, y nuevamente habrá Trotamundos allí. Maratonistas algunos, otros aprovechando para hacer su entrenamiento de Half Ironman, más los que correrán parte de la distancia como long run para la Maratón de BA.
Y otros, humildemente, acompañaremos a los amigos en un día que (ahora sé por experiencia) es especial como ninguno.

Es increíble como es posible rememorar cada sensación, los nervios, las expectativas...
No puedo evitar recordar las horas previas a mi maratón, toda aquella movida de amigos acompañando de mil maneras, asegurándose de que no corriera ni un metro sola.

Será una carrera muy especial para Trotamundos.
Butiacero, nuestro amigo e ilustre seguidor de este blog, hará su debut en 42k. Los memoriosos (o quienes se den a la tarea de buscarlo), recordarán un post donde contaba que este cristiano casi se queda sin correr de por vida. Ahora va por La Reina, y tengo la plena certeza de que lo logrará en gran forma.
Y, por si fuera poco, nuestro amigo Julito hará su despedida oficial de las carreras en Uruguay, dado que en pocas semanas se va del país.
Julio y yo fuimos los únicos Trotamundos que se anotaron para los 42k de Montevideo. Con gran pena, tuvo que abandonar y ahora tendrá su revancha.
Será su 5ª largada en 42k y estoy segura que se convertirá en la 4ª llegada.

Esta humilde bloguera también va por 42k.
En bici, claro!
Es un pendiente que tengo desde Colonia 2007 y, alentada por el desempeño de Marido en mi maratón, ahora me daré el gusto de recorrer Punta del Este como aguatera ambulante.
Será mi 3ª maratón consecutiva como parte del grupo de apoyo.
Ahora que he estado a ambos lados del mostrador, puedo decir con seguridad lo disfrutable que son ambas cosas.
Cuando toca correr, de las cosas más lindas es ver gente querida alentándote.
Cuando toca alentar, emociona y alegra ver el esfuerzo y el éxito de los amigos.

A todos mis amigotes corredores, sean o no Trotamundos, y a todos los que el domingo estén en la largada: éxito, viento a favor, temperatura óptima, piernas livianas y mente concentrada.
Ojalá todos lo disfruten tanto como pude hacerlo yo!
Y vayan también los buenos augurios para los Organizadores, que ya suman 4 maratones consecutivas y se superan año a año. En número de participantes y en nivel de organización.
Vamos por otra 42k llena de recuerdos felices.

Move this (shake that body) - Technotronic

Vale cantar. Y vaya si cantaron mis amigotes Gusano y EL Coach, allá por la curva del Parque Rodó, cuando el viento amenazaba con liquidarme las pocas piernas que me quedaban.
Casi con 30k encima, ambos entonaban despedidas de murgas, mientras ésta canción sonaba en mi Ipod. De allí la frase en mi race report: "No me dejan escuchar a Technotronic!"
Hablando de recuerdos felices...

Buena maratón, buen finde y buenas corridas para todos